viernes, 14 de diciembre de 2012

Encuentro del 10 de diciembre

Día de evaluación: ¡nuestro último encuentro del año!


A pesar del terrible temporal que azotó a Buenos Aires, mis talleristas -contra viento y marea- vinieron a nuestro último encuentro del año para poder evaluarlo y hacer las proyecciones para el próximo.
Fue un año muy fructífero y lleno de gratificaciones. Lo asombroso de este grupo es que, a pesar de ser un grupo inicial de taller, lograron un nivel de excelencia acorde a talleres con más camino recorrido.
Las felicité entonces por su nivel de compromiso demostrado en la asistencia, puntualidad, lecturas de los textos de las compañeras y correspondientes devoluciones: atinadas, respetuosas, profundas y concienzudas. A pesar de estar todas atravesadas por diferentes y algunas difíciles circunstancias personales, el compromiso con el grupo y la valoración por el espacio del taller fueron inamovibles; lo que lo transforma en un doble mérito.
Las devoluciones recibidas fueron captadas con mucha atención por cada una de las talleristas lo que obviamente generó una evolución en la escritura de cada una de ellas:
Nancy modificó favorablemente su lenguaje más almibarado y verborrágico del comienzo por uno más preciso y connotativo, además de pasar de una poesía más catártica a textos más poéticos y animarse incluso a escribir cuentos en los que nos sorprendió con un manejo intuitivo muy interesante de las voces narrativas;
Carolina continuó explotando los recursos de humor como la ironía y la hipérbole que ya son su marca registrada y, a pesar de que no produjo demasiado, sus textos han sido contundentes, reelaborados y originales (¡y pensar que se autoevalúa como poco creativa!) y hasta se animó a la poesía;
Inés tuvo una producción apabulladora en cantidad y lirismo, unas "nadas" que se animan al todo y no hubo consigna a la que esquivara;
Nélida fue la primera sorprendida con una producción de calidad literaria a la que cada vez le fue agregando más y más recursos, sus textos son muy cuidados y de a poco se fue animando a escribir más y más;
Gabriela tuvo una producción menor en este primer año pero da la sensación de que está rumiando concienzudamente todo lo aportado por el taller para incorporarlo en su momento a los textos, sus últimos textos dieron muestra de ello;
Silvia se incorporó ya avanzado el año con una producción anterior interesante, pero no pudimos ver su evolución en el taller debido a ausencias que interrumpieron la continuidad del trabajo, acordamos para el próximo año una inserción más sostenida.

Dado que éste era un grupo de creación, había supuesto al comenzar que necesitarían más consignas de incentivación de la creatividad, lúdicas, de escritura colectiva, etc. y por lo tanto no tenía previsto, hasta el próximo año, leer en el taller a autores consagrados. Pero como resultaron una talleristas muy motivadas, activas, participativas y de una gran producción personal, decidí en la segunda mitad del año incorporar esas lecturas, ya que estaban listas para empezar a aprender de los grandes y afrontar el desafío de la crítica.
No nos quedamos con chiquitas y comenzamos con la Pizarnik. Fue muy curioso lo que sucedió con ella ya que al principio parecía que había despertado más rechazo o fastidio que gusto, pero el análisis en el taller dio sus frutos y más de una terminó amando a esta enormísima poeta de Avellaneda, incluso abundaron los poemas escritos en su homenaje. Estoy segura que la poesía de cada una ya no será igual después de haber conocido a Alejandra (¡Y el año que viene leeremos más de ella!). Después nos metimos con Cortázar ¿y cómo no aprender de este maestro del cuento?. Finalizamos con Melville y ahí sí que quedaron para siempre perturbadas y muchas cosas más que por ahora preferiría no decir.
Los comentarios críticos -tanto a los escritores consagrados como a las compañeras- si bien desde el principio fueron abundantes y acertadas, con el paso del tiempo se fueron haciendo más precisos, más técnicos, más profundos y polifacéticos. Estoy muy contenta con esta evolución.
En fin, estoy muy orgullosa de este grupo, de sus avances, de sus lecturas, de sus escrituras, de su don de gentes, de su compromiso y valoración del espacio. Han ampliado enormente mis expectativas, que se correspondían a las de un grupo inicial en formación, y  he debido lidiar, afortunadamente, con un grupo exigente (por el deseo de autosuperación y avidez por la literatura) de talleristas más consolidadas. Ya sé que estoy diciendo muchas cosas buenas, pero son ciertas. Y saben que si hubiera cosas negativas también las diría, así que ténganlas por bien merecidas. La prestigiosa Muestra de Fin de Año dio muestra, precisamente, de la calidad de este taller que entre todas construímos.
Para el próximo año son muchos los proyectos, las ideas, los autores, pero ahora llegó la hora del merecido descanso y me voy a despedir con una lista provisoria (siempre son provisorias estas listas) de autores que me pidieron que les recomiende para que vayan leyendo solas.
Les deseo a todas muy felices vacaciones y me despido feliz de saber que este año de taller no pasó en vano por sus vidas (tampoco por la mía), me despido con la seguridad de que ya no escribiremos ni leeremos igual que al comenzar. ¡Gracias a todas y hasta el año que viene!

La lista

Cuentos de Cortázar (especialemente para Nancy y todas las que quieran prestar atención al punto de vista del narrador y saltos tempoespaciales)
Cuentos de Quiroga
Novelas de Dostoievski (a mí la que más me gusta es Los hermanos Karamazov)
Novelas de Kafka (hay que leer La metamorfosis)
Algunos cuentos de Borges no son difícles para leerlos en soledad (Emma Zunz, El fin, los de El Aleph, La cautiva, etc)
Madame Bovary, de Flaubert
después sigo!!

¡Y no se olviden del festejo culinario de este lunes!

jueves, 6 de diciembre de 2012

¡¡¡Al fin llegó nuestra primera MUESTRA DE FIN DE AÑO!!!!

Se hizo esperar pero fue toda una fiesta o, como dijo nuestro músico invitado: "una verdadera gala literario-musical".
El salón de la Municipalidad, que nos albergó, fue un lujo: un óleo inmenso de Benito Quinquela Martín presidía la sala, las paredes estaban adornadas por una muestra intinerante de pinturas y esculturas; la gente del municipio, representada por el técnico de audio Cristian, nos atendió a las mil maravillas, proveyéndonos de cañon para proyectar las presentaciones y de un audio que le dio fidelidad a nuestras lecturas y a la ejecución de las piezas musicales en vivo.
Estaba todo listo para recibir al público y antes del horario acordado comenzaron a llegar para compartir con nosotras este ansiado momento.

Estoy muy contenta porque pudimos comenzar a tiempo y cumplir con el programa: empezamos con una apertura musical a cargo de Ariel Osuna, en guitarra, y Javier Banchio, en clarinete. Desde el comienzo nos deleitaron estos músicos y contribuyeron, con sus temas, a calmar nuestros nervios por la próxima exposición.

Después rompí yo el hielo con una pequeña introducción sobre qué es escribir y luego presenté a mis talleristas. Ellas se dividieron en dos rondas de lectura: la primera fue inaugurada por Silvia que leyó Lluvia, después Gabriela que leyó Amor y Desamor y cerró Carolina con Al cochinito;


la segunda tuvo la apertura de Nancy con su Libertad, ¡hola!, seguida por Inés con Nada y concluyó Nélida con Miedo.

Seguido a esto, tuvimos un nuevo intervalo musical y luego rendimos un homenaje a Alejandra Pizarnik con la exhibición de unos videos ad hoc que dieron pie para la consigna para el público: tomar unos platos al azar que tenían en su base fragmentos de poemas de la poeta y completarlos, resignificarlos.
Como no sabíamos si nuestro público se iba a animar a escribir, aprovechamos para hacer una pausa etílica e invitarlos con un brindis de cortesía, momento que aprovechamos para relajarnos nosotras también y saludar a todos nuestros amigos.
 Luego de muchas gratificaciones, fotos, besos y felicitaciones llegó la hora de la verdad y el micrófono abierto no se hizo esperar: Andrés, un futuro poeta de tan solo cuatro añitos, me alcanzó su plato para que lo leyera:
la muerte se muere de risa
se muere de risa porque se ríe
¡Ay! Alegrías que nos da la vida cuando la poesía hace su camino y ¡llega hasta una caligrafía recién estrenada!
Con semejante inauguración de micrófono, después pasó de mano en mano y muchos, muchos de nuestros invitados se animaron a compartir sus poemas. Cabe decir que hubo una abrumadora presencia de hombres, así que quizá el año que viene se nos agregue alguno de ellos al taller. ¿Quién querrá encarnar la voz masculina en El escribiente?
Y sombrero aparte para todo el público, que nos acompañó durante la hora y media con un silencio respetuoso y atento, digno de ser agradecido.
El cierre musical marcaba que ya había llegado el fin, pero nosotras no nos queríamos ir. Ya no estábamos nerviosas y el disfrute era cien por cien, pero bueno, deberemos esperar hasta el próximo año. Para que no nos extrañen, a la salida les entregamos nuestra publicación y, para no extrañarlos, les pedimos los platos-poemas con los que haremos una exposición en la muestra 2013, así que... ¡hasta entonces!