martes, 9 de diciembre de 2014

Nuestra Muestra de Fin de Año

El sábado 29 de noviembre llevamos a cabo en el Café Mirabeles del centro de Avellaneda nuestra tercera muestra anual y las talleristas se lucieron con sus textos:

Comenzó la primera ronda de lecturas Nélida, con su cuento sobre La guardiana, un personaje de Avellaneda:



Continuó Gabriela, con sus poemas A galope del silencio y Desdibujada:



La segunda ronda fue encabezada por Silvia, que contó Ventanas, luego siguió Belén con su poema Rincón y terminaron con una lectura compartida y teatralizada del texto de Inés, Extintos:


 También tuvimos la grata compañía de Jorge López que nos trajo su música:


y la de Raúl Cuevas que nos regaló sus cuentos:




Para finalizar le dimos a nuestros invitados la consigna de escribir haikus (ya los habíamos recibido con una performance de recitado en susurros y con la presentación que hizo Gabriela)


y fue muy divertidos verlos contar las sílabas, superada la resistencia inicial. Luego nos sorprendieron con bellísimos poemas, algunos incluso se animaron al humor. Como siempre, nos acompañan y participan con la mayor calidez.

Al despedirlos, les entregamos nuestra publicación: un sobre japonés con nuestros textos.





¡Aquí podrán ver más fotos del evento y hasta el año que viene!



Encuentros de octubre y noviembre

¡Qué año hemos tenido! Muy intenso y me atrasé con los post. Además, mis talleristas estuvieron muy vagas y nadie quiso hacerlos, así que aquí estamos... llenando estos huecos.
En octubre nos dedicamos, principalmente, a preparar la muestra de fin de año y decidimos rendirle homenaje a los haikus. Y, por supuesto, seguimos analizando textos.
En noviembre tuve el agrado de ser yo la criticada ya que puse sobre el tapete mi libro editado en julio de este año, Postales de otra ciudad y recibí una cálida devolución de las chicas. Entre ellas, me permito transcribir la devolución epistolar que me hizo Silvia, a propósito del último relato en particular y del libro en general:


Sí, estoy acá. No me dormiste, ni me mareaste, ni hay duelo alguno. Soy un lector de ley y aquí sigo aunque la gente se vaya, aunque me cambies la musiquita; pediré que dejen mi silla sin levantar, algún mozo me traerá un par de últimos cafés y te invitaré a compartirlos, a vos y a tus postales en los veinte minutos que nos quedan. no quemes nada, está muy bueno, es algo trascendente. 
Creo que haré de cuenta que el tiempo recién comienza, nuevito, nuevito, dio resultado tu juego y el tiempo se detuvo.
Es cierto, las sillas forman figuras y... son los músicos, Magalì, un par de manos que vuelan alto, tu yeya Julia, un taxi y Rodolfo Walsh que te sonríe, el chico que ya no está en la calle, Marìa, una rosa roja a tiempo, impresionantes esculturas de azabache, una pareja que no toma su último café, los Momos con su libro de poemas, creo que te buscan.
¡Muchas gracias, criatura incorregible!

¡A todas las que se tomaron el trabajo de leerme, por una vez como una tallerista más, muchas gracias!