En este encuentro nos dedicamos a la evaluación de mitad del año y cada tallerista se expresò acerca de sus logros, dificultades y nuevas metas:
Silvia, que tuvo un primer cuatrimestre de gran producción,
destaca el lugar deseado que es para ella el taller y lo bien que se siente con
sus compañeras. Dice no reconocerse aún como escritora y que se dispersa mucho,
sin embargo fue el año que mejor asistencia tuvo y la veo en un momento muy
expansivo, de experimentación. Es la que más se ha animado a traer textos en
crudo y estuvo corrigiendo sistemáticamente. Le gusta mucho la poesía y aunque
dice no preocuparle tener un estilo, el suyo se va evidenciando cada día más.
Es muy entusiasta con las lecturas propuestas para el año y reconoce que la
lectura la ordena y que lee ahora más que antes. ¡Buen provecho y a seguir así!
Nélida, que ha evolucionado mucho en su escritura, reconoce
este crecimiento y agradece sentirse muy acompañada en el espacio del taller. Dice
no encontrar un estilo y se pregunta si lo estará buscando. Creo que, pese a
que aún experimenta, animándose a todos los géneros, se ha ido afianzando en la
narración, logrando pinceladas muy pintorescas de los personajes de Avellaneda,
por ejemplo. Sus compañeras también notan en ella un gran crecimiento y la ven más
creativa y sensible y señalan ser sorprendidas una y otra vez con la
profundidad literaria que presenta en sus textos. ¡Ladran, Sancho, señal que
cabalgamos!
Inés, que sigue abrumando con su producción, aún no puede
reconocerlo y dice no tener conducta para escribir. La cantidad de textos
presentados demuestra lo contrario, pero ella insiste en que hace un gran
esfuerzo por venir. En esta primera etapa escribió algo más de poesía, tal vez
por eso expresa que no le gusta este género. (¡¡Hay que entender a los
escritores!!) Su manejo de la poesía es tal que, luego de cada lectura de
textos de autores consagrados o de compañeras, les dedica espontáneamente un
poema; incluso escribió uno metatextual criticando mi crítica al clishé de la
palabra alma (hecho que, por supuesto,
¡no será perdonado!) Y, creo que por primera vez, acepta que un texto suyo le gustó.
¡Al fin! (la Nada a veces supera la ficción)
Julieta, que pasó por muchos problemas personales en esta
primera etapa, dice que pensó en dejar el taller, pero no quiso porque reconoce
que escribir y leer la salva. ¡Y aún no leyó a Durás! Para ella, la diferencia
de edad no representa ningún problema, ya que
prefiere relacionarse con adultos ante que con pares. Es muy
autoexigente y con el poco tiempo que hace que viene ya quiere ver progresos es
sus textos. Debe bajar semejante nivel de autoexigencia porque a veces esto
frena su escritura. Yo le pido para esta segunda etapa un mayor compromiso con
la asistencia y lectura de los textos de las compañeras, le sugiero focalizar y
no pretender abarcarlo todo. ¡Escalón por escalón se sube una escalera!
No nos quedó tiempo para el cafecito, pero sí para empezar a
pensar en la Muestra de Fin de Año y para felicitarlas por
la evolución general que veo en todos los textos y en una actitud de
“profesionalización” que cada vez se evidencia más en sus textos y en las
devoluciones que les hacen a las compañeras, con incorporación -casi
inconsciente, diría- de términos teóricos y técnicos adquiridos. ¡Albricias
para todos!
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