martes, 9 de abril de 2013

Encuentro del de abril: Onetti lo presidió desde su cama

¡Ay, Onetti, Onetti! ¡Cuántas te habrán amado y cuántos odiado en la vida! Hoy mis talleristas estuvieron más cerca del rechazo que del embelesamiento, pero tal vez el tiempo -tan hostil en tus textos- haga su trabajo inverso aquí y los encuentre dejándose seducir por tu Santa María, diosbrausen, la desazón existencial de tus personajes y la cadencia de tus frases perfectamente demoledoras.
Sabía que el  encuentro no iba a ser fácil  Los talleristas se demoraban en llegar, se resistían; Onetti nos esperaba y ellos tardaban en llegar. Cuando todos estuvieron listos, se comprobaron mis temores: el uruguayo les había dado trabajo, algunos lo repelían, otros habían revoleado el libro ¡o incluso regalado!,  muy pocos -alguien-  parecían dejarse seducir por cierta cadencia de las palabras, por algo indefinible aún  Pero todos habían hecho el esfuerzo, lo habían leído, más de una vez. Acaso por la sospecha de que por algo estaba en el programa del taller; una muestra de confianza. Así que empezamos.
Como punto de partida, propuse desentrañar la anécdota de La novia robada. Comenzamos a dilucidar que el momento de enunciación del relato partía del velorio de la Moncha y... nos dispersábamos de nuevo: íbamos a  cuestiones gramaticales, al (dis)gusto de su lectura... y sin sospecharlo estábamos siendo onettianos en nuestra lectura.
De a poco, logramos entrever el argumento, los saltos en el tiempo. Alguien habló de la intertextualidad con otros personajes. Otro marcó cierto lirismo. Punto y coma, punto y coma, decían las que aún estaban enojadas con la respiración de sus frases. ¿Y qué pasa con el/los narradores?, aventura una osada. Más piedras, más diamantes.
Me decidid a leer un fragmento, para remarcar el registro oral, con la esperanza de vencer resistencias.
Leí:

"Alguno de nosotros, mientras daba o recibía cartas en el juego del poker, habló del brujo ausente, del solitario aprendiz de brujo. No comentamos porque cuando se trata de poker está prohibido hablar. —Veo.
—No veo. Me voy. —Veo y diez más.
La crónica policial no dijo nada y la columna de chismes de El Liberal no se enteró nunca. Pero todos sabíamos, unidos en la mesa de juego o de bebida que la vasquíta Insaurralde, tan distinta, se encerraba de noche en la botica con Barthé —que tenía encuadrado y a la vista su título de farmacéutico, indudable y muy alto detrás del mostrador— y con el mancebo-manceba que ahora sonreía con distracción a todo el mundo y que era, en los hechos sin base conocida, el dueño de la farmacia. Los tres adentro y sólo quedaba para nuestra curiosidad avejentada, para adivinanzas y calumnias el botón azul sobre la pequeña chapa iluminada: Servicio de urgencia.
Movíamos fichas y naipes, murmurábamos juegos y desafíos, pensábamos sin voz: los tres; dos y uno mira, dos y mira el que dijo estoy servido, me voy, no veo pero siempre mirando. O nuevamente, los tres y las drogas, líquidos o polvos escondidos en la farmacia del propietario confuso, equívoco, intercambiable.
Todo posible, hasta lo físicamente imposible, para nosotros, cuatro viejos rodeando naipes, trampas legitimas, bebidas diversas."

El morbo de Onetti, el propio, el de Santa Marìa, el de todos mis talleristas. Onetti lograba su magia, de a poco mis talleristas se dejaban seducir. Al fin y al cabo, Idea Villariño tampoco supo resistírsele, pero ya nos ocuparemos de ellla el próximo mes.
Y vino García Márquez -y otros-a la evocación de mis talleristas, que buscaban narradores más amables, de los que nos llevan de la mano a través de las páginas  Onetti nos propone otra cosa: la dificultad, la desconfianza, lo fragmentado y el cambio permanente.
Es carta de amor, no es carta de amor; porque no sabemos, escribimos; no decimos porque sabemos... Onetti nos miente, nos descalabra cualquier hipótesis de lectura, nos roba la ilusión: la literatura no nos va a mostrar ninguna verdad, porque ninguna verdad es posible. Pero lo que sí importan son las palabras, porque las palabras son más importantes que los hechos, dice. Y casi estoy de acuerdo.
Pero basta de mis palabras, el que quiere, que se anime, que camine los adoquines de Santa Marìa, que se moje en su río opaco, sucio, ideal. A modo de salvavidas, algunos textos interesantes, críticas, homenajes.
El primero, este video que comenzamos a ver en el taller y que recomiendo calurosamente por estar construido en clave onettiana, haciendo una metaficción impecable:




Y a continuación estos links:
-Un artículo de J. Ludmer acerca de la escritura de Onetti, muy recomendable.
-Una crítica a La novia robada, de Martha Minteguía, interesante
-Otra crítica sobre La novia robada y La muerte y la niña, con link a video con entrevista, imperdible.

Y la consigna: Continuar alguno de los siguientes textos, tratando de usar alguno de los recursos de Onetti: puntos de vista diferentes con cambio de narradores, personajes oscuros, trama existencial, relaciones amorosas frustradas -comencé con los fáciles , saltos en el tiempo, construcción de un lugar ficcional, registro oral, dialògico, intertextualidad con textos propios o ajenos, metaficciòn, etc.

A-La primera carta, la primera fotografía, le llegó al diario entre la medianoche y el cierre...

B-Al atardecer estuve en mangas de camisa, a pesar de la molestia del viento, apoyado en la baranda del hotel, solo...

C- Comprendo, a pesar de ligaduras indecibles e innumerables, que llegó el momento de agradecernos la intimidad de los últimos meses y decirnos adiós. Todas las ventajas serán tuyas...

D- En el primer momento creímos los tres conocer al hombre para siempre, hacia atrás y hacia adelante...

E- Menos mal que la tarde se ha hecho menos fría y a veces el sol, aguado, ilumina las calles y las paredes; porque a esta hora deben estar caminando en Puerto Nuevo, junto al barco o haciendo tiempo de
un muelle a otro, del quiosco de la Prefectura al quiosco de los "sandwiches"...

F- Aurora habló de la historia del país fabuloso la noche en que aceptó subir tarde a la habitación de Grandi a tomar té y cruzó el gran patio de la terraza, dilatado por la luna, para rascar la persiana de la puerta...

G- Casi en el mediodía, el hombre me rociaba de arena, empujando con el pie desnudo. Me volvía, medio dormida, desperezándome a la sombra...


Bitácora personal o pedido de disculpa encubierto: no proponer autores tan caros a mis afectos y una pregunta añeja: ¿debo -o hay- que desterrar la pasión del análisis crítico literario? 
¿Cuál de mis talleristas se animará a contestar y dejará aquí su comentario?



1 comentario:

Sibila de Cumas dijo...

Si alguien está interesado, tengo otros links chequeados para seguir profundizando en este autor, pero no los puse para no abrumarlos.
El que los desea, me los pide y listo.
Saludos.