martes, 19 de abril de 2016

Encuentro del 18: Maestro de maestros, Edgar Allan Poe.


La tarde prometía. El cielo se había puesto bien plomizo, una bruma comenzaba a invadirlo todo y en El escribiente nos aguardaba, a corazón latiente, el genial Edgar Allan Poe.
Las críticas no se hicieron esperar, los talleristas se robaban la palabra unos a otros, Poe había -una vez más- agitado el ambiente.
Silvia quiso enseguida vincular vida y obra, así que la interrumpí para pedirles -por esta vez- que evitáramos esa reducción porque me parece que el caso de Poe ha sido muy manoseado a este respecto y que este autor merece no ser leído solo como un torturado que escribía para exorcizar sus demonios. Sin soslayar que fue uno de los primeros en instaurar la figura del poeta maldito, que luego imitarán los franceses y las vanguardias, pero considerando que también ha escrito textos de un razonamiento lógico perfecto, como sus historias policiales o los paródicos en los que cuestionaba la forma de escritura de su época; desde estas ambas perspectivas,es que consideramos que su obra literaria va mucho más allá de su biografía.
Aclarado esto, tuvimos que coincidir con Silvia en que en varios de sus cuentos es difícil desvincular los aspectos psicológicos de sus personajes con la vida tormentosa del escritor. Ella destaca la función de las introducciones de sus cuentos en los que provoca o impacta al lector y nos trajo la etimología del nombre Valdemar que une tierra y mar, sólido y líquido. Ambas apreciaciones son consideradas por el aclamado teórico literario Roland Barthes, hecho que le remarco a Silvia tildándola de barthesiana (lo cito porque me permito estar orgullosa de mis talleristas, como en este caso, que de manera intuitiva, pero merced al recorrido realizado, pueden llegar al análisis de la talla del semiólogo francés. Al final linkearè los textos que también pondré en la página de Herramientas y más adelante ofreceré un punteo sintetizado de ellos). Nèlida también rescata el valor de las introducciones, la duda constante que deja en el lector acerca de su locura o cordura y se muestra encantada por lo que nombra como descripciones perfectas. Inés, por supuesto, hace hincapié en los aspectos más sórdidos de estos cuentos, en la temática del alcohol y alaba la permanencia de este autor que la había impactado en su adolescencia y unos cuantos añitos después vuelve a subyugarla con igual intensidad. También marca la importancia de la mirada, de los ojos que están presente en los tres textos y de manera tan importante en El corazón delator y en El gato negro, destacando la similitud de rechazo, de ocultamiento y de autodelación. Coincide con Silvia que el que más le gustó fue La verdad sobre el caso del señor Valdemar. Miriam, que también estaba muy movilizada y con ganas de participar, coincide varias veces con el análisis de sus compañeras y aporta una interesante lectura al cuestionar la existencia real del segundo gato, ¿no podría ser una alucinación del narrador a causa de su alcoholismo y culpa?, propone. Laura rescata la temática de la culpa, el orgullo y hace un análisis del campo semántico resaltando el uso de palabras como locura, perversión, aullido, noche, ansiedad, nervios, etc. y aporta también la relación con el inframundo que lleva implícita el nombre de Plutón. Valentín, que todavía se siente tímido para dar su opinión, no pudo dejar de reconocer que la lectura lo atrapó desde los primeros párrafos.
Luego les di un pantallazo veloz del contexto histórico en el que escribió Poe y  lo que significó y significa hoy en la literatura de los Estados Unidos, el inconmensurable abanico de influencias que ejerció en la época inmediatamente posterior a su vida y en todo el siglo XX, influencia que se mantiene aún en estos días, no solo en lo literario sino también en el cine, la pintura, las historietas, etc.
También les expliqué el concepto de unidad de efecto o impresión que él postulaba que tenia que tener el texto literario (unidad de tono, de extensión, de temática, desde la primera frase; concepto que desarrollaremos cuando analicemos El cuervo y La filosofía de la composición, en el que el mismo autor explica cómo compuso su poema más famoso) y cómo logró reunir con tan poco éxito de ventas sus mejores veinticinco cuentos en lo que tituló Tales of grotesque and arabescos. ¡Injusticias del mundo editorial!
Nos quedamos sin saber la opinión de Martín, porque faltó, pero lo invitamos a que nos la comparta vía mail y esto es solo una muestra de todo lo que se habló durante mas de una hora en el taller, motivo por el cual hicimos una pausa para el cafecito y luego la esperada consigna:

Escribir un texto narrativo a la manera de Poe, ya sea desde la temática o desde lo formal.
En el primer caso se puede trabajar los tópicos de la muerte, la locura y todos los espacios limbo, de frontera o duda que pueden suscitar. Para inspirarse pueden partir de hechos policiales truculentos acontecidos recientemente.
En el caso de trabajar elementos formales, se puede trabajar la idea de unidad de efecto, prestando atención al tono, la atmósfera, la apelación al lector (implicación/identificación), la presencia de imágenes (si hay una pluralidad sinestésica, mejor), el narrador en primera persona, el racconto (partir de un situación de enunciación actual y contar hacia atrás lo sucedido que explica el presente enunciativo del personaje narrador).

Para la próxima:
- Flor, de Miriam
- Niño murguero, de Silvia
- Frágil, de Laura
- La llegada, de Valentín

Aquí linkeo el texto de Barthes referido y un segundo texto en el que se intenta explicar el primero:
http://documents.mx/documents/roland-barthes-analisis-textual-de-un-cuento-de-edgar-poe.html
http://cultivoox.blogspot.com.ar/2011/04/roland-barthes-analisis-textual-de-un.html

¡Hasta el próximo lunes!

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