miércoles, 7 de junio de 2017

Encuentros de mayo (grupo de los lunes)

Punteo muy rápida y tardíamente los encuentros de este mes:

Encuentro del 8 de mayo.

Comenzamos hablando de las circunstancias fortuitas que están atrasando la publicación de nuestro anisado libro del taller.
Luego seguimos con el análisis de los cuentos que escribieron los talleristas a partir de la lectura de Gusman, en los que se destaca la fragmentación, lo escatológico, el intertexto y hasta la agramaticalidad de algunos fragmentos. Creo que en este grupo habrá un antes y un después en sus escrituras:
Comenzamos con El vaso, de Nélida, en el que disfrutamos la intertextualidad hasta con el rock nacional, el lunfardo, la fragmentación, lo escatologico y algunos indicios de una violación o incesto, un texto bien gusmaniano que sorprendió, en principio, a su autora, la que confesó sentirse liberada en este tipo de escritura.
Seguimos con el texto de Valentín que hizo reír mucho a sus compañeras por el lenguaje soez con el que las sorprendió y en el que se destaca lo metalingúistico y el foco que hizo en el lector que lee a Gusman. También manifestó sentirse muy liberado al escribirlo.
Luego le llegó el turno a Momo y Frasco en el que Inés pudo aunar dos temáticas que la angustiaban: lo artaudiano y lo gusmaniano, Aquí, al igual que en sus pinturas, logra transformar en arte sus fantasmas. "Me los quise sacar de encima", confesó.
Hicimos una breve pausa y continuamos con Tetas rojas, un texto sumamente fragmentario en el que notamos todos los elementos del autor de El frasquito, impregnado de desvíos sexuales y con la idéntica preocupación de quién es el hermano del protagonista. "Fue liberador", exclamó también su autora cuando tuvo la palabra.
Concluimos esta intensa velada con el cuento La cancha, de Miriam, en la que trabajó los diferentes narradores y el tópico de la marginalidad y la violencia. Reconoció que le da felicidad poder liberarse de pruritos a la hora de escribir.

Encuentro del 15 de mayo

Se incorporó al grupo Leticia, a la que le dimos nuestra cordial bienvenida y realizamos las correspondientes presentaciones.
Luego analizamos No, de Silvia, con el que conmocionó a sus compañeros y que vieron como un canto a la libertad. Seguimos con Calle, de Miriam, en el que sigue apostando a lo fragmentario y la confusión de narradores. Parece que continua con la impronta gusmaniana. Vimos en Brevarios 5, de Valentín, la apología de un ateo y terminamos con otro texto de Nélida: Pañuelos. En él vimos cómo un objeto puede resignificar toda una historia y un vínculo y en el que también advirtieron un lenguaje diferente, nuevo en su autora.

Encuentro del 22 

Vimos La gaviota, de Chejov y lo contaré en un post aparte.

Encuentro del 29 de mayo

Leímos Insomio, de Miriam, en el que se destacó con las descripciones del paisaje y del proceso del insomio de manera poética.
Seguimos con Insomio de Inés, ya que ambas se autoasignaron la consigna de escribir a partir de un insomio sufrido en la realidad; aquí sus compañeros notaron los elementos "inesianos" que la caracterizan.
Continuamos con el primer texto que Leticia trae al taller, El adiós, con el que sedujo a sus compañeros y, como tales, ya empezaron con demandas de lector: que continúe la historia, que intercale diálogos, etc.
Terminamos con Febril en el que aún pudimos ver un resto de Gusmán, un olor a tango y algo diferenciador.


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