En la misma semana tuvimos nuestro encuentro con Pessoa y
todos sus heterónimos en ambos talleres de El escribiente, una semana intensa para esta coordinación.
Hablamos acerca de la génesis de sus heterónimos poéticos más
importantes con datos de la carta que el mismo Pessoa le mandó a su amigo
Casais Monteiro. (Hacer click aquí para leer la carta entera). Luego empezamos a
analizar uno a uno los poemas de cada heterónimo.
Ambos grupos coincidieron en mostrarse muy asombrados frente
a la construcción de semejante aparato heteronìmico y Leticia, del grupo de los
lunes, no paraba de pensar en las características psiquiátricas del genial
poeta.
Hicimos un paneo rápido por la situación de Portugal de
principio de siglo, la saudade por el
Quinto Imperio y la autoproclamaciòn de Pessoa como el Supra-Camoens y el deseo
de instaurar un Quinto imperio cultural, hechos que le dan otra entidad a los
72 heterónimos construidos por el poeta.
Comenzamos con el análisis de los poemas del maestro,
Alberto Caeiro, el que al decir de Pessoa: “escribe mal”, porque vivió siempre
en el campo y recibió muy poca instrucción. En general a ambos grupos les gustó
este poeta bucólico. El grupo de los lunes remarcó la tristeza y los juego de
palabras que utiliza y el grupo de los jueves, lo maravilloso de su simpleza y
la profundidad que alcanza “Hay mas metafísica en…)
Luego seguimos con Ricardo Reis, aquel que tuvo sus orígenes
por 1912 en un poema pagano que escribió Pessoa y que el glorioso día de éxtasis
de 1914 fue recuperado como el discípulo más purista de Alberto Caeiro. Los críticos
dicen que es el poeta que a Fernando Pessoa le hubiera gustado ser. El mismo
Fernando dice que escribe mejor que él, aunque considera que es demasiado
purista. En el grupo de los jueves gustó menos, excepto a Beto que afirmó gustarle
mucho. Para el grupo de los lunes también resultó muy solemne, demasiado
racional. De hecho Pessoa dice que su escritura surge luego de una intensa deliberación
abstracta que se concreta, por supuesto, en una oda. Es el más disciplinado de
todos en cuanto a su producción.
Continuamos con Álvaro de Campos, el opuesto del anterior, el
que escribe cuando siente un fuerte impulso pero no sabe de qué, el más
exaltado, el más whitmaniano, incluso por su bisexualidad, culpa y orgullo. El
que expresa su admiración por las máquinas, el del sensacionalismo en todo su
esplendor pagano. Fue uno de los que más les gustó a ambos grupos. A los
talleristas de los lunes les hizo acordar a Chaplin y sus Tiempos modernos, vieron
lo existencial de Tabaquería, la
intensidad y lo tortuoso que se torna por momentos. Leticia, un poco espantada,
marcó su pederasterìa. Los talleristas
de los jueves observaron la contaminación con los otros heterónimos y les hizo
acordar a los personajes de Capussoto, notaron también cierto concepto elitista
de la poesía y cómo algunos versos pueden ser leídos como microrrealtos: “cuando quise quitarme la máscara, estaba
pegada a la cara”.
Finalmente leímos al ortónimo, comenzando con el grito de
guerra: “el poeta es un fingidor” y seguimos
con los seis poemas de Lluvia oblicua,
aquel poema construido en el día glorioso del éxtasis, como reacción de Pessoa
por su inexistencia como Alberto Caeiro y en contraposiciòn a los treinta y
pico poemas de su maestro, el cuidador de rebaños. La gente de los lunes ya
estaba agotada: “llegué cansada a este, deberé releerlo”, dijo alguien, pero
marcaron lo onírico y triste, la gente de los jueves marcó la despersonalización
y la máscara.
Ambos grupos parecen muy movilizados por este genial portugués
que supo conquistarlos. El lunes escuché: “me encantó”, “me transformó” “¿Se
drogaba?” Y el jueves: “Yo escribiría así, preguntándomelo todo”, “Me hizo pensar
la poesía de otra manera”.
¡Tarea cumplida!
Pausa para reponer fuerzas y prepararse para una consigna
compleja: Inventar tres heterónimos (pueden ser dos y ustedes por ustedes
mismos, es decir su ortónimo) y sus respectivos textos. De ser posible, partir
de los textos para llegar a la construcción del heterónimo que lo escribe.
Caracterizar a cada heterónimo. El género de los textos es libre, puede ser
narrativa o poesía, pero debe variar en temática y estilos.
Para los que se quedaron con ganas de más Pessoa pueden bucear
por aquí:
El próximo lunes tenemos:
-Un tren a Glew, de Valentín.
-El hundimiento, de Leticia.
-Otoño, de Nélida.
-Cuento, de Miriam
El próximo jueves nos esperan:
-Todos los microrrelatos entregados
-La segunda versión de Narciso frente al espejo”, de Gretel.
¡Nos vemos!
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