miércoles, 19 de abril de 2017

Luis Gusmán y un mazazo en la cabeza (grupo de los lunes)


"Fue un mazazo en la cabeza" es la frase que quedó pendiendo en el aire después de analizar este lunes en el taller "El frasquito", de Luis Gusmán.

Alegría inmensa que tengo de haber podido darle a mis talleristas este texto, luego de un largo y sostenido camino durante estos cinco años de trabajo. Pero vayamos por parte, desfragmentémonos, para estar en clima.
El temor (y la amenaza velada general) era que todos estuvieran callados. Sin embargo, y sin darse cuenta, los protagonistas comenzaron hablando todos a la vez, antes de la hora de largada, inclusive. Gusmán los convocaba y apuraran comentarios e impresiones iniciales.
Nélida se encarga de darle contextualización a esta obra que salió publicada por primera vez en el 73 y que fue prohibida por la dictadura unos poquitos años después, marca el costado contestatario y provocador del autor, lo que me sirve para adelantar su pertenencia a Literal y lo que significó esa revista de vanguardia en la que también estaban Lamborghini y otros. Habla de la violencia familiar y social que expone, de la marginalidad de todos sus personajes.
Miriam se preocupa por tratar de establecer narradores, tarea nada fácil en este caso. Recordamos a Piglia que dice que hay tres: el mellizo, el muerto y el investigador y que después se fusionan en uno.
Inés manifiesta lo fragmentado de este texto y el escozor que le produce su vocabulario a punto tal de no poder soportar la lectura. "Diarrea mental", dice sin embargo consustanciada con la obra.
Silvia va provocando mientras tanto (parece que todo grupo tiene su Gusman) y piensa en voz alta por qué les habré dado yo semejante autor, propone escribir todo fragmentado como él y listo (¡y cuánto se acerca con esa frase a la consigna que tendrán al final!).
Valentín irrumpe con una broma acerca del frasquito y su contenido para ir distendiendo más el ambiente Y Laura se mete con el jadeo del texto, "Te corta todo el tiempo", dice y marca la falta del hilo secuencial, se pregunta si el mellizo está vivo, trata de analizar la función de los Pepes, busca puertas para entrar a este texto que leyó con obstinación a pesar del rechazo que se le tornó insoslayable a partir de la cuarta página.
Silvia toma la palabra para contar por todas las peripecias que también pasó con la lectura de este ¿cuento?, ¿novela?. Cuando se vio obligada a renunciar al argumento, empezó a comprender que había allí otra lógica. Y se enojó. Con Gusmán, con su inmerecido éxito, conmigo por mi "error" en dárselos a leer hasta que, lentamente, fue cambiando de parecer. Se ubicó en la época, rescató lo psicoanalítico, se peleó con lo elitista y me dio pie para contarles acerca de la crítica de Giordano a todo el proyecto vanguardista de Literal y a la interpretación psicoanalista y marxista de Piglia.
Laura sentenció. "No te olvidás más de esto" y marca la violencia el en lenguaje, lo onírico, lo edípico.
Y todas las voces se fueron superponiendo: las influencias de Gusman, el estar partido por la mitad y la idea del doble, tan borgeana y que será la tesis de Claudio Zeiger, lo escatológico, lo snob, los rechazos y obstinaciones  frente a la lectura, las identificaciones, hasta que Silvia tiró la frase que me gratificó como coordinadora y que debería contestar su pregunta inicial de por qué leemos a Gusmán en el taller:
"Esto existía, esto te jode, te toca el narcisismo y entonces uno se pregunta: ¿Nosotros qué escribimos?
Si fuera una sesión de psicoanálisis, la hubiera cerrado en ese instante y que el paciente se fuera a casa con esa pregunta: ¿Nosotros qué escribimos?
Pero el taller siguió. Les hice un puenteo rápido por los textos que linkeo a continuación:
-El frasquito de Luis Gusmán. Perspectivas de atextualidad, de Gisela García 
-Los prólogos de Chitarroni (la eterna juventud) y de Zeiger (Márgenes)
-Literal y El frasquito, las contradicciones de la vanguardia, de Alberto Giordano

Y paramos para un merecido cafecito. Luego de la pausa, la consigna que dio unos frutos de lo más inesperados. Veremos qué sucede con las reescrituras en casa. Ojalá se animen a mantener esos no textos esbozados aquí.
Consigna:
Escribir una narración tomando algunos (o todos) los elementos usados por Gusmán en El frasquito:
-Mezcla de registros
-Puntuación y sintaxis violentada
-Inclusión de letras de tangos, diálogos de películas, frases del imaginario religioso popular mezcladas con el universo letrado.
-Ausencia o confusión de narradores, uso arbitrario de los discursos libres
-Alucinaciones, delirios, fantasías, recueros y lo onírico mezclados, confundidos.
-No linealidad: escritura fragmentaria
-No distinción del tiempo y del espacio
-Universo referido: violencia, marginalidad, castración, sexualidad, perversiones, lo soez, la paternidad, etc.

Para la próxima
-Sosiego, de Miriam
-Encuentro en la ducha de Matías
-La bolsita de Inés
-Brevarios 2, de Valentin
-La islal de Nelida
-No, de Silvia

Y que cada uno de nosotros pueda preguntarse: ¿qué escribo?

No hay comentarios: